Recuerdo que a los 8 años inventé un deporte que practicaba cada tarde de aquel verano en la terraza de mi casa. Han pasado muchos años que ya no os puedo enumerar las reglas, pero sí os puedo decir que se jugaba con una pinza de ropa que personalicé pintándola de colores vistosos. El suelo lucía las líneas del terrreno de juego, y en los laterales podían verse 7 u 8 escudos o logos de los equipos que participaban en una liga en la que yo era el único jugador. Fue fácil nombrar el MVP de cada partido.
Éste es sólo un ejemplo de todas las cosas que he ido creando a lo largo de mis 37 años de vida. No concibo una vida sin que la creatividad tenga un papel protagonista, en la que se le permita transgredir la lógica y la rutina, lo cotidiano y lo establecido. Quizás sea así porque siento que he protegido la imaginación, esa cualidad que parece debemos dejar atrás con la adultez. Sea como fuere, la creatividad está presente en mi vida, como lo está en el equipo de profesionales que me acompaña a diario.
Cuando alguien entra a mi equipo, inmediatamente pongo a prueba su imaginación. Le pido que cree sin límites, que no tenga miedo a caminar en cualquier dirección y se deje llevar por su creatividad. Cuando recojo su obra, algunas de estas personas no han podido dar rienda suelta a su yo creativo, y en algunos casos, cuando comentamos la jugada, achacan una falta de esa capacidad.
Nunca he sentido que la creatividad sea un don que sólo lo puedan disfrutar unos pocos privilegiados. En realidad es una cualidad humana que, como un músculo, debemos trabajar y usar de forma cotidiana si queremos obtener un rendimiento óptimo. Con esto quiero decir que todas y todos podemos disfrutar de una visión creativa, de la misma forma que podemos entrenar para disputar un maratón. Otra cosa bien distinta es que queramos ganarlo.
La creatividad se trabaja dándole un nuevo uso a un objeto, dejándote llevar por la imaginación y no teniendo miedo en abrazar a ese espíritu de la infancia que dejaba lo racional a un lado. Todo nace en las conexiones que realizamos entre dos conceptos que, sobre el papel, no deberían tener algo que les una. Pero rascas y rascas y cuando te quieres dar cuenta, surge la magia. Esto lo explica mejor Dorte Nielsen y Sarah Thurber en Conexiones creativas, un libro que seguro inspirará a quienes quieran seguir trabajando la creatividad.
Hoy, 21 de abril, es el día mundial de la creatividad y la innovación. Sin la primera, creo que la vida sería un absoluto aburrimiento. Por eso, invito a quien lea estas líneas a que me acompañe en la aventura de la imaginación sin límites. No prometo llegar a ningún sitio, pero sí que va a vivir de una forma diferente. Haced un workout que sirva para lucir el mejor sixpack creativo que una o uno pueda tener. Piensa en 6 usos alternativos que puedas darle a un boli BIC o qué harías si mañana desapareciesen dos colores del planeta.
Juega con tu mente. Be creative, my friend.
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